

Goodbyes
Season 2 Episode 12 | 1h 14m 52sVideo has Closed Captions
Carlos and Alberto come to blows when he harasses Ana after their breakup.
Carlos and Alberto come to blows when he harasses Ana after their breakup. Isabel grows increasingly unwell. Barbara gives Enrique an ultimatum.

Goodbyes
Season 2 Episode 12 | 1h 14m 52sVideo has Closed Captions
Carlos and Alberto come to blows when he harasses Ana after their breakup. Isabel grows increasingly unwell. Barbara gives Enrique an ultimatum.
How to Watch Velvet
Velvet is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorship-A mí me encanta mi trabajo.
Y yo creo que llegaría lejos.
-Tú puedes sacar todo lo que te propongas, estoy seguro.
Clara es un premio demasiado bueno para retirarme.
-Ese premio es mío desde hace muchísimo tiempo.
-¨Sí?
-!
Era!
-Perdóname.
Solo quiero que sepas lo que siento por ti.
-Pero ya es tarde.
Demasiado.
-Luisa, yo no te voy a poder acompañar.
-Ay, mira, que llamo a la radio y lo que... -No, no, no, no.
Que no hay problema.
Que voy yo contigo.
-Llamó el padre Cosme.
Y le he contado que estos no se casan.
-¨Qué?
-¨Qué?
-Y he oído que el padre está en las últimas.
Total que no habrá boda.
-Y si alguien tiene algún impedimento para que esta boda no se celebre... -Yo tengo un impedimento.
Que te quiero.
-Rita, ¨te quieres casar conmigo?
-Sí.
-Voy a ver a Esteban.
-Tenga cuidado.
-Isabel ha vuelto de Cuba y me lo ha contado todo.
-Si hubiese sabido que estabas embarazada, de Rafael ni nadie me hubiese alejado de ti.
Ha sido una noche estupenda.
No me gustaría que se quedara sola en eso.
-Sería una pena que no hubiera dos, tres o todas las noches que queramos.
-Cristina, había quedado con Ana pero no ha venido.
-Yo estoy buscando a Alberto.
-¨Qué haces?
-Ahora no quiero discutir.
-Claro, porque en este matrimonio siempre se hace las cosas como tú quieres, ¨no?
-Carlos, espera, por favor.
-Era una noche importante, Ana.
-Para mí también.
-¨Sabes qué es importante para ti?
Alberto.
-Lo siento mucho, de verdad.
Tienes que creerme.
-Yo estoy dispuesto a dar pasos adelante en esta relación.
-Ana Rivera, ¨quieres casarte conmigo?
-No puedo casarme contigo.
Sigo enamorada de Alberto.
[♪ Alba Lliure: "Falling in love"] [♪ música alegre] [golpes en la puerta] -Doña Blanca, un hombre pregunta por usted.
-Esteban, ¨qué haces aquí?
-Quería ser el primero en darte los buenos días.
Misión cumplida.
-Buenos días.
-¨Te apetece desayunar conmigo?
-Me encantaría, pero esta vez espero que no haya que coger ningún avión porque dentro de una hora tengo que estar de vuelta.
-No.
-Dame un minuto.
No pretenderás que me coma todo esto.
-No sabía lo que te podía apetecer.
No es el sitio más romántico del mundo, pero es el que más cerca está de las galerías.
Y cuanto más tiempo pase contigo, mejor.
-Gracias.
Ay, todo esto es perfecto, Esteban, como todo lo que haces por mí.
Pero la próxima vez que vengas a recogerme, puedes pasar a buscarme en lugar de quedarte en la puerta, ¨no?
-Serías la comidilla de tus chicas.
-Estoy acostumbrada a que hablen de mí.
Y si esta vez es porque me ven feliz, mejor que mejor.
-Sabes que soy persona no grata en las galerías.
Empezando por don Emilio y terminando por mi sobrino.
¨Para qué voy a complicar las cosas?
-Con Isabel aquí las cosas son distintas.
Ella nos ha abierto los ojos a todos, incluido don Emilio.
No ha sido fácil asimilar qué clase de persona era Rafael.
Todos vemos las cosas de manera muy diferente.
-Quizás más adelante lo intente.
Ahora tengo mucho en qué pensar.
En unos días viajo a Hong Kong.
Necesito unas telas para el catálogo de mi empresa.
-¨Telas?
Raúl de la Riva está preparando su nueva colección y busca tejidos nuevos.
Tal vez, si arreglaras las cosas con Alberto, podrías ofrecerles tu catálogo.
-Hace mucho que no tengo relación con mi familia.
No quiero remover las cosas.
Gracias, pero no es una buena idea.
Al menos de momento.
-¨Por qué no?
-Porque lo único que me interesa en estas galerías eres tú.
[♪ música de romance] [risa] -Uy.
¨Café?
-Por favor, llevo toda la noche sin poder dormir.
-Carlos, ¨no?
-Me siento tan culpable, Clara.
-Pues únete al club de las exnovias crueles.
-Mateo, ¨no te habla?
-Bueno, hablarme sí que me habla, pero sólo de cosas de trabajo.
Y eso cuando nos vemos, porque yo intento esquivarle todo el día.
[tararea marcha nupcial] -¨Qué?
¨Cómo me sale?
¨Bien?
Cada día mejor, Rita.
-¨Sí?
Pues nada, ahora voy al ramo.
A ver, chicas, ¨qué va?
-Pero loca, ¨qué haces?
Pero que son cremalleras.
Que nos das con esto en la cara y no sacas un ojo.
-Ay, por Dios, no te pongas así.
Pero y ¨qué quieres que le haga?
Tendré que practicar para el gran día, ¨no?
-¨Todos los días?
-Sí.
-Ay, como si mi vida no fuera ya lo bastante miserable y va y se casa mi hermana pequeña antes que yo.
-Bueno, pequeña, dice, y sólo me saca nueve meses.
-Bueno, ¨y qué?
Pero yo soy la mayor, ¨no?
Pues yo debería ser el centro de todas las miradas.
-Oye, que te recuerdo que con tu no embarazo me dijiste que no querías pasar por el altar ni en pintura.
-Ya, pero eso era antes.
Y no ahora, que tengo una colección de exnovios que me parece a mí que me voy a quedar para vestir santos.
-No te preocupes, que yo coseré túnicas contigo.
-Bueno, ya, se acabó, ¨no?
A ver, tú, que tu Carlos es muy listo, y muy mono, y muy todo, pero le falta una cosa, que no es Alberto.
Es una pena, pero hay que mirar hacia adelante, ¨no?
Y tú, te confieso que el bigotito me estaba empezando a hacer gracia.
Pero bueno, a pesar de ser como tú eres, tú te lo mereces todo.
Y si Mateo no sabe verlo, pues aire.
Las dos hicisteis lo que teníais que hacer, decir la verdad.
Y a veces la verdad duele.
Pero bueno, eso no os convierte en malas personas.
-Que sí.
-Bueno, ese es el espíritu.
Y ahora vamos, que Jonás y Luisa están esperando el ramo para los vestidos de Doña Aurora.
-Venga, vamos.
Te queda muy bonito.
-¨De verdad?
!
A que me resalta los ojos!
!
Venga!
-!
No, que Socorro se llamaba la vaquilla!
Claro, yo pensaba que llamándola por el nombre, pues igual se calmaría, pero no.
Más nerviosa se puso y, claro, venía hacia mí.
Pero yo cogí el capote y, vamos, le di unos pases que ni el mismo Manolete.
-!
Anda ya!
Seguro que acabaste por los suelos a la primera envestida.
-¨Cómo a la primera?
No, a la primera no.
Bueno, entre tú y yo, a la tercera.
iné con moradones hasta los párpados.
-!
Buenos días!
-¨Cómo van esos retoques?
-¨Y las cremalleras?
-Mira.
Estabas un poco nervioso, ¨no, Jonás?
-Sí, bueno, es que a estas horas, como no nos vea don Emilio por ahí arriba, pues ya no te digo más.
Hasta luego.
-¨Nos lo vas a contar tú o vamos a tener que torturarte?
-Pues no sé qué os queréis que os cuente.
-Pues algo de esas miraditas que os echáis desde que volvisteis de la radio.
-Y esas risitas.
-Y miraditas otra vez.
-Vamos, que esa noche pasó algo y no nos lo estás contando.
-Pues claro que pasó algo.
Que fui a la radio, me bloqueé y él me ayudó.
!
Y fin de la historia!
Oye, qué pesadas sois.
-¨Alguna se lo ha creído?
-No.
-!
Oye!
-!
Luisa!
-!
Ven aquí!
-No tengo nada que contarles.
-Cuéntanos, Luisa.
-¨Se puede saber qué es esto?
-"!
La cantante Luisa Rivas luciendo un espectacular modelo de Phillipe Ray!
-Por lo visto, el vestido ha causado sensación.
Y desde que apareció en la revista, todo el mundo pregunta por él.
¨Quién es este tal Phillipe Ray con tanto talento?
-Pues yo no lo sé.
La verdad que no me fijé en la etiqueta.
¨Cómo dice que se llama?
¨Phillipe qué?
-Chicas, escuchadme bien.
No voy a permitir que otro diseñador me haga sombra en esta ciudad.
Así que más os vale decirme quién es y dónde puedo encontrarle.
!
Vamos!
!
Lo tengo todo el dí!
O me lo decís vosotras o voy a tener que descubrirlo por mi cuenta y va a ser mucho peor, creedme.
-Que es un diseñador, eh... Es un diseñador que... [risas] -No sé qué es tan gracioso, la verdad.
[risas] -!
Mira qué caras!
[risas] -Que sé que Phillipe Ray sois vosotras!
-!
Uy!
Pero bueno, ¨y de dónde le saca usted una cosa así?
¨Eh?
-Que se lo dije yo.
Que me pilló un día por la noche y no tuve más remedio que decírselo.
-!
Enhorabuena, chicas!
!
Son la nueva revolución!
-Bueno, el diseño es de Ana.
Ella tiene el mérito.
-No le hagas caso, que es de todas.
-Y así debe seguir siendo, pero en vuestro tiempo libre.
Mientras tanto, pertenecéis a Velvet.
Y hay mucho trabajo que hacer.
Así que venga.
!
Hop!
!
Hop!
!
Hop!
!
Hop!
Quédatela, que sé que te hace ilusión, Phillipe.
-Gracias.
-Por aquí, doctor.
-Buenos días.
-Buenos días.
-No sabía que había venido el doctor Acosta.
¨Va todo bien?
¨Necesita algo?
-Una revisión, sin más.
Nada de lo que preocuparse.
Alberto va a venir ahora.
Creo que vamos a comer juntos?
-No, no lo sabía.
-Pensé que te lo había dicho.
-U ltimamente no hablamos mucho, la verdad.
-Siento mucho si te lo estoy robando demasiado tiempo, hija.
No es mi intención.
-No, no, no.
Tranquila, no es su culpa.
Las cosas ya estaban mal antes de que usted llegara.
Alberto estuvo con otra mujer.
-Lo siento mucho Cristina.
-Yo a veces pienso que es culpa mía.
Que he sido yo la que le he empujado a los brazos de esa otra mujer, porque le exijo demasiado cuando tiene tantas responsabilidades.
Pero de verdad que yo lo único que estoy intentando es ser una buena esposa para su hijo, pero no sé qué le pasa, no consigo acercarme a él.
Isabel, nuestro matrimonio está hundido.
En estas semanas usted ha conseguido más confianza con Alberto de la que yo nunca he tenido.
Si usted quisiera, quizá podría ayudarnos.
-Es que yo no sé si es bueno que yo me meta en vuestras cosas, hija.
-No creo que nuestra relación pueda ir a peor.
-Yo haré lo que pueda.
-¨Sí?
Gracias.
-De nada, hija.
-Gracias.
-Ahora sí que sí.
Mateo.
Después, de los ingresos de Airsa y las ventas de Navidad, podemos decir que Velvet está más fuerte que nunca.
-Hablando de Airsa, ¨qué va a pasar con Ana?
¨Va a volver a coser?
-Me gustaría que siguiera diseñando.
Ha demostrado que está preparada.
Y que volviera a coser sería dar pasos para atrás.
-Pobre, ¨no?
-Además estaríamos perdiendo mucho talento.
-Tú sabes mejor que nadie el talento que ella tiene, claro.
¨Y Raúl?
-Ya se nos ocurrirá algo.
Ahora vamos a brindar, porque las cosas por fin nos van como nos merecemos.
-No, te toca beber solo.
- ¨Estás rechazando una copa?
¨Qué te pasa, Mateo?
-Ya sabes lo que me pasa.
-¨Mateo?
-Sigue sin hablarte.
-No es que no me hable, hemos roto.
Me lo ha dejado bien claro.
Esta vez es la definitiva.
-¨Pero qué ha pasado?
-Yo soy un desastre y ella es una dramática, eso es lo que ha pasado.
Por una vez pensé que había encontrado algo diferente, pero si hasta tenía una casa nueva.
-Estás independizado.
-Aún no me he mudado.
Pero vamos, que tienes cama cada vez que Cristina te eche de casa.
-Bueno, de momento vamos a tomarnos estas copas.
indar, no acepto un no por respuesta.
-Hola.
-Hola.
-Te agradecería que quitases tus cosas de la mesa cuando hayáis terminado.
Voy a necesitar todo el espacio para las mías.
-¨De qué hablas?
-De que a partir de ahora este despacho es mío.
-Te has vuelto loca, no puedes hacer eso.
on las acciones que tengo puedo hacer lo que me venga en gana.
-No sé a qué viene esto, Patricia, pero... -Veo que ya te has instalado.
-Tenías que estar tú detrás de todo esto, claro.
-Enrique, no tiene nada que ver.
La idea ha sido mía.
-Y a mí me parece una buena decisión, nada más.
-¨Me podéis dejar a solas con mi hermana, por favor?
ué?
Para que intentes convencerla... -Enrique, marchaos.
¨De verdad no te puedes creer que haya tomado esta decisión yo solita?
¨Tampoco te fías de mí?
-Del que no me fío es de él.
Y tú tampoco deberías.
-E l por lo menos me valora.
-¨De verdad te crees eso?
Enrique te va a dejar tirada cuando ya no le seas útil, igual que lo hizo a tu madre.
-Por lo menos mi madre no iba de muerta de hambre siendo una oportuni... -No voy a consentir que sigas hablando así de mi madre.
-Alberto, voy a defender lo que es mío con uñas y dientes, empezando por este despacho.
[puerta se cierra] -Carlos.
Ana debe de estar en el taller.
Si me disculpas, tengo cosas que hacer.
-Alberto... Nada.
-¨Está todo bien?
-Perfectamente.
-No lo entendimos muy bien.
-Mira, ¨lo has ajustado?
-Has dejado una capa.
-Va entallado, hombre.
-Carlos, ¨qué haces aquí?
-Pues he venido a verte.
Solo un momento.
Necesito hablar contigo.
La noticia me cogió por sorpresa.
¨Podemos salir un momento?
-No, no puedo.
Hay mucho trabajo.
Además, creo que ya quedó todo muy claro el otro día y... lo último que quiero es hacerte daño.
-Pues entonces, ¨podemos tomar un café?
Para no quedarme yo con un mal sabor de boca.
-Mejor no, Carlos.
Bastante culpable me siento ya como para andar removiendo las cosas.
Mejor dejarlas como están.
Adiós.
-Oye, un momento, Ana.
¨Sólo te pido diez minutos?
En el sitio que quieras, tomando un café, por favor.
-Mañana en el Pausa a primera hora.
-Gracias.
-¨Estás bien?
-Sí.
-Ana.
-Ahora vuelvo.
-¨Estás bien?
-Sí.
-¨Seguro?
¨Qué ha pasado, Ana?
-Hemos roto hace unos días y... era la primera vez que nos veíamos.
-Vaya.
Lo siento.
Bueno, lo que necesites, lo que sea.
Aquí me tienes.
-Lo sé, te lo agradezco, pero prefiero no hablar de tema.
-Claro.
¨Qué tal los uniformes?
-Muy bien, en un par de semanas saldrá la última remesa ya.
-Perfecto, porque para cuando termines tengo planes para ti.
Quiero que sigas diseñando.
Si a ti te parece bien, claro.
-Pues claro que me parece bien, pero ¨hay sitio para Raúl y para mí?
-Bueno, tiempo al tiempo, no te preocupes.
De momento tenemos que terminar esos uniformes.
-Gracias, Alberto.
Por todo.
-De nada.
-Oye, ¨cómo está Isabel?
Se le echa mucho de menos aquí.
-Está mejor.
emos encontrado la manera de entendernos y de disfrutar más el uno del otro.
-Poco a poco.
Me alegro mucho.
Dale un beso de mi parte, por favor.
-Lo haré.
-Hola.
-Buenos días, don Alberto.
-Llegas pronto.
¨Está la comida?
-Sí, señora, enseguida la saco.
-Tenía ganas de salir ya de esa oficina.
¨Cómo estás?
-Bien.
¨Por qué?
-Prefiero no preocuparte con mis problemas.
-Me vas a preocupar más si no me los cuentas.
-Esta mañana Patricia ha dado un golpe de mando.
Ha decidido que será ella la que dirija las galerías.
-¨Y eso puede hacerlo?
-Con la ayuda de Enrique puede hacer lo que quiera.
-No, eso no es cierto.
La mitad de las acciones de Patricia provienen de su madre.
monio con tu padre es el único válido aquí, así que yo soy la única propietaria de esas acciones legalmente.
-¨Eso podemos demostrarlo?
-Claro, si se ratifica el certificado de matrimonio con tu padre, por supuesto.
-Esta misma tarde me pondré con todos los papeles.
-Hay algo más que me gustaría que hicieses.
-Claro, dime.
-De tu matrimonio con Cristina.
Acabo de hablar con ella.
Lo está pasando muy mal, hijo.
Está sufriendo mucho y tú también te estás haciendo sufrir.
-Hablaré con ella.
Te lo prometo.
-!
Alberto, espera que subo!
-¨Esa carrerita y ya estás desfondado?
Tienes que hacer más deporte, ¨eh, Mateo?
-Pues para estar desfondado te gano al tenis.
-Bueno, bueno, para una vez que me ganaste, tranquilo.
-Sí, ya, una vez.
¨Y ese buen humor?
¨Ya se te ha olvidado el golpe de estado de tu hermana?
-Patricia se piensa que tiene la sartén por el mango, pero no puede estar más equivocada.
Gloria le cedió las acciones que le correspondían como esposa de mi padre, pero ese matrimonio nunca fue válido porque mi padre nunca anuló su matrimonio con Isabel.
-Pero eso es una noticia buenísima.
-Buenísima.
Con demostrar que ese matrimonio no es válido, Patricia perderá la mitad de sus acciones y yo recuperaré mi posición en la empresa.
-Avísame cuando vayas a decírselo, no quiero perderme esa cara por nada del mundo.
-Ni yo tampoco.
-!
Isabel!
!
No sabía que venía!
-Sí, todavía me quedan fuerzas para sorprenderte.
-Estás más guapa que nunca.
Se ve que te cuidan bien, ¨eh?
¨Has venido a ver a Alberto?
-He venido a verte a ti.
Me ha traído Alberto.
¨Quieres que charlemos un poco en un sitio más tranquilo?
-Siéntate.
Tú dirás -El médico ha venido esta mañana a verme y me ha encontrado peor.
No creo que le quede mucho tiempo de vida a mi corazón.
-No digas eso, Isabel.
-Es verdad.
Justo ahora... que soy la más feliz del mundo porque la vida me ha devuelto a mi hijo.
Yo pensaba que estaba preparada para esto, pero... Estoy aterrada.
-¨Aterrada?
r más fuertea muje y más valiente que conozco?
Tú has podido siempre con todo y contra todo, Isabel.
¨Vas a rendirte ahora?
No, ¨a qué no?
¨Eh?
Saldrás también de esta.
Mírame, Isabel.
Isabel, mírame, ¨eh?
No pienso despedirme de ti.
No, mientras sigas siendo tan hermosa, y hasta que no me pagues el mojito y el baile que me debes, ¨eh?
-¨Pero tú te acuerdas de eso todavía?
Pero éramos unos críos.
No me vas a perdonar nunca.
-Claro que no, una promesa es para cumplirla, así que ahora vete a casa a descansar.
Nos queda todavía mucho tiempo para disfrutar.
-Gracias, Emilio.
Tú tienes que prometerme que vendrás a verme.
-¨A casa de los Márquez?
-Sí, Alberto ha propuesto que vengas a cenar y yo creo que nos iría bien.
Vendría bien.
-Si me prometes no volver a hablar de despedidas nunca más.
-Lo prometo.
Gracias, Emilio.
[♪ música suave] -¨Isabel, cómo me avisó de que venía?
-Blanca.
dico que no me deja estar mucho rato fuera de casa.
-¨Cómo se encuentra?
-Bien.
¨Y Esteban cómo está?
¨Cómo va todo?
-Ay, muy bien.
No me cansaré de agradecérselo.
No sé cómo he podido estar todos estos años sin él.
Esteban sigue siendo el mismo hombre encantador que me enamoró cuando era una cría.
-Cómo me gusta oírte hablar así.
Me alegro tanto por vosotros.
¨Por qué no le traes un día?
Hace tantos años que no le veo.
-Sí, a él también le encantaría.
Pero las galerías siguen siendo una barrera.
Don Alberto y él... Bueno, y don Emilio.
En fin, quizás más adelante.
-Bueno, no te preocupes.
Todo es cuestión de tiempo.
Yo voy a hablar con mi hijo Alberto.
-Muchas gracias, Isabel.
A veces creo que no merezco todo lo que me está pasando.
-Claro que sí.
-Hola.
-¨Qué hace un chico como tú en un sitio como éste?
-¨Y tú?
-Venga, señoritas, no tenemos todo el día.
-El paquete.
-Anda que ha sido por poquito, ¨eh?
Nos llegan a pillar pelando la pava, nos la cargamos.
-Bueno, que nos digan lo que quieran, ¨eh?
Que ya prácticamente somos marido y mujer.
-Bueno, tampoco para tanto.
Que hasta que nos den la fecha para la boda... -Pues tan difícil no tiene que ser.
Mira a Rosa María, ha salido a la calle y a la mañana siguiente ya tenemos una iglesia.
-No, si la Rosa María va a ser la más lista del pueblo.
Que llama al padre Cosme y fecha.
Sale a la calle y fecha.
Oye, ¨y si yo te dijera que el padre Cosme ya se ha recuperado?
-¨Cómo es?
¨Cómo?
¨El padre?
¨Cuándo?
¨Cuándo?
-No sé, no sé, pero mi madre que es muy de confesarse día si día también, pues ayer me dijo que estuvo con él.
Así que lo mismo los bichillos esos tan chiquitillos, tan chiquitillos, pues ya no están.
¨Y si recuperamos la fecha de tu boda en el pueblo con Rosamari?
-Por favor.
-Entonces le llamamos ahora.
-Anda.
-Vamos a llamarle.
-Espérate, espérate.
¨Tú estás segura?
-¨Y tú?
-Venga, llama.
-Venga, a ver si me acuerdo.
-Eh, 9,, 2, 8... -3.
-En línea.
Sí.
!Padre Cosme!
!
Padre Cosme!
Sí, soy Rita.
Rita Montesinos.
La hija de Consuelo.
La sobrina de Angustias.
!
Margarita!
Sí, Margarita.
Oiga, que, a ver, quería preguntarle una cosa.
¨Usted se acuerda que dentro de unos días iba a oficiar la boda entre Pedro y Rosamari?
!
Esos, esos!
¨Y la iglesia sigue libre de para esa fecha?
Sí, espero.
!
Dígame!
¨Está libre?
!
Ah, pues mire, que quería dejarla reservada!
!
No, no, no, para Pedro y Rosamari no!
No, no.
A ver, que Pedro Infantes sí que es el marido, pero Rosamaría no es la esposa.
!
No, no le estoy mintiendo!
A ver, escúcheme... -No, escúcheme, escúcheme, padre Cosme, soy Pedro Infantes.
Sí, al final no me he casado.
No, porque no... no ha salido bien al final con Rosamaría, pero... ntradoes que he enco a la mejor persona del mundo.
Sí.
Oiga, padre Cosme, esto no es una broma.
No me tomo esto por el pito del sereno, padre Cos... ¨Quién anuló?
¨Quién anuló esto, dice?
-Eh, padre Cosme, qué digo yo que usted debería estar contento, ¨no?
Porque, bueno, lo importante es que los feligreses sigan acudiendo a la casa del señor, ¨o qué?
Cualquiera que le oiga se piensa que está hablando con unos desgraciados.
!
Lo que nosotros queremos es unirnos en santo sacramento!
-Tranquila, tranquila, tranquila.
-!
Sí!
!
Sí!
-Muy bien.
Pues nos vemos en el altar.
Que nos casamos, Pedro.
[risas] [quejido] -Te he matado, ¨está bien?
-Mejor que nunca.
-¨Seguimos?
-!
Sí!
-!
Venga ya!
-!
La última!
!
Paren las máquinas!
!
Paren las máquinas!
Siempre he deseado decir esto en este lugar, de verdad.
-¨Pero qué os pasa que venís todos eufóricos?
-Que nos casamos en Porrillos este fin de semana y estáis todos invitados.
-!
Pero bueno!
-!
Muchas gracias!
!
Muchas gracias!
-!
Enhorabuena!
-Muchas gracias.
-Rita, pero, pero, ¨no es un poco precipitado?
-Sí, un poco, dice.
-Bueno, muchísimo, la verdad.
-Pero nos da igual, es lo que queremos, Ana.
-Pues si es lo que vosotros queréis, yo también.
-!
Enhorabuena, enhorabuena!
-Pero, ¨qué pasa aquí?
-Que me caso, hermana.
-Bueno, nos casamos, la verdad.
-¨Qué?
-Sí, ya sé lo que vas a decir, que es un poco precipitado.
-Que será una locura.
-Y que nos tenemos que pensar mejor.
-No, no, no, si yo a ti no te digo nada.
Vamos.
Contigo estoy ya curada de espanto.
-Pues que enhorabuena.
-Gracias.
Gracias.
-Y luego la impulsiva soy yo, ¨eh?
-Muchas gracias.
-Bueno, que corra el aire, ¨eh?
-Perdón.
-Bueno, venga.
-Pues mañana me voy al pueblo a prepararlo todo y vosotros venid conmigo, ¨eh?
-¨Mañana?
Imposible, Rita, yo no me puedo ir mañana, que tengo que ultimar todos los pedidos de los uniformes.
Pero a la boda no falto ni loca, ¨eh?
-Y una boda no se prepara de la noche a la mañana, si tenemos tareas que hacer.
El pueblo no está aquí al lado.
-Clara, tú sí que no me puedes fallar con los preparativos, ¨eh?
Que ya sabes como es madre, que se pone... -Bueno, tiene que estar atacada de los nervios.
-Y al final consigue que no nos casemos.
-Sí, para pedir días libres a Mateo.
-Se los pides.
-Ya se lo he dicho a madre, que tiene que tener a todo el pueblo... -Pues revolucionado, conociendo a la suegra.
-Dice que si mantiene al novio, pero se casa con otra hija, que entre nosotras está todo bien, que tú ya tienes otro novio.
Bueno, ahora no, hay que decírselo.
-Anda, hermanita, que tú animando no tienes precio, ¨eh?
-Perdón.
¨qué he dicho?
-Perdón, que estamos un poco nerviosos.
-Sí.
-Estamos encantados.
Me alegro muchísimo.
-Sí, lo siento.
-Ay, Rita.
-Mira, don Raúl.
-!
Raúl!
-Que usted también está invitado.
Pedro y yo nos casamos.
-Sí, en Porrillos, este fin de semana.
-¨Cómo?
¨Ya?
-Bueno, ya sabe que el pueblo no es la cuna de la moda, pero la matanza no tiene igual.
-Bueno, pero usted si puede venir, ¨verdad?
-Pero ¨este fin de semana?
erdad me moriría por acudir a vuestra boda e integrarme de pleno en las costumbres y cánticos regionales, pero es que mañana salgo a París, tengo que comprar las telas de la colección.
-Bueno, por lo menos dígame que esta noche viene a mi despedida.
-Esta noche tengo una cita ineludible.
Un clásico de mi vida que ya no puedo cambiar.
Pero te prometo que a tu vuelta te voy a enseñar lo que es una fiesta de verdad.
Y a ti también.
-Le tomamos la palabra entonces.
Así que esta noche va a ser una noche de chicas.
Tú puedes irte con Jonás.
-Ah, no había caído.
Genial.
Genial.
Mi primo Jonás tiene muchas ganas de celebrar una despedida de soltero, la verdad.
-Bueno, que tampoco celebre tanto, ¨eh?
-Ya.
-Vais a ser muy felices.
-No se ponga a llorar, por favor.
No, es que yo no quiero llorar, porque como llore, yo abro el grifo y no lo cierro.
-No, no.
-No, no.
-Ya, ya, ya.
-Vais a ser muy felices.
-Ya, ya, ya.
[sollozos] [golpes en la puerta] -Adelante.
-Don Emilio, vengo a contarle una cosa muy gorda.
-Pedro, como podrá muy bien observar, me he quitado los zapatos, me he quitado la chaqueta, me he quitado la corbata, me he desabrochado la camisa, me he desabrochado el chaleco y me disponía a dar cuenta de esta copita de chinchón.
¨Quiere decirme por qué debo interrumpir yo este momento de descanso?
¨Por qué?
Porque me caso con Rita dentro de tres días.
-¨Cómo?
Pedro, usted no puede dejar de pensar en casarse aunque solo sea por un par de semanas.
-Es que la quiero de verdad.
Es que a Rita la quiero de verdad.
O sea, a Rosa María también la quería, pero claro, la quieres pues como cuando quieres un amigo.
Un amigo diferente, al fin y al cabo es la madre de mi hijo, ¨no?
Pero ya me entiende, al fin y al cabo es una amiga.
¨No se alegra por mí?
-Claro que me alegro, Pedro.
Claro que me alegro.
Conociéndole como le conozco, sabía que esto iba a pasar, pero no tan pronto, la verdad.
Es que esta vez se ha superado usted a sí mismo, ¨eh?
No, oiga, no, no, Pedro, llantos no, ¨eh?
Llantos no, por favor.
go aguantándome mucho tiempo afuera.
-¨Qué dice?
Que no le entiendo.
Que llevo mucho tiempo haciéndome mucho el machote afuera.
Y es que siento una felicidad, don Emilio.
[risa] -¨Querrá sus días libres, no?
-Sí, a eso he venido, la verdad.
-Ay, madre mía, Rita, pero con tan pocos días para prepararlo todo.
-Bueno... No tan pocos, no te creas.
-¨Pero y esto qué es?
-Mi boda.
-¨Cómo que tu boda?
-Sí, no sé si lo sabíais, pero llevo soñando con el día de mi boda desde pequeñita.
Y, bueno, la verdad es que he tenido muchos años para soñar.
-Pero, Rita, tú nunca me habías enseñado esto, si aquí está todo.
La iglesia, las flores, la música, todo, no le falta detalle.
-Hasta el menú.
-Uno largo y uno corto, que nunca se sabe.
-¨Y el vestido?
-Está aquí.
-Hay, a ver.
!
Pero si esto es un Belategui!
!
Es precioso!
-Qué bonito.
-Una pena que no tenga tiempo para copiarlo ni dinero para comprarlo.
-¨Me estás diciendo que no te vas a casar con el vestido de tus sueños?
-Bueno, aunque sea con el vestido viejo de mi madre me caso en tres días, te lo juro.
A no ser que Lucifer me eche por llegar tarde.
-Señoritas.
-!
Ay, mira!
Hablando del demonio.
-Vamos.
-No digas ni nada, ¨eh?
-No, no.
-Que son muy cotillas.
-Bueno, bueno, bueno, señorita Phillipe Ray.
Ya me contará usted en qué está trabajando para el vestido de novia de su mejor amiga.
-Ay, de mil amores se lo haría.
Pero acabo de enterarme de que lleva toda su vida soñando con casarse con un Belategui.
-Vaya, de pueblo pero con buen gusto, ¨no?
-Sí, pero el problema es que ni hay tiempo para confeccionarlo ni dinero para comprarlo.
Así que va a tener que conformarse con casarse con algo más barato.
-No, no hay nada más triste en este mundo que una novia mal vestida.
-Bueno, en el peor de los casos tenemos el vestido de su madre, que yo creo que si me llevo de aquí unos encajes y unos avalorios algo puedo hacer cuando llegue al pueblo.
-!
Qué horror!
-Mira, yo voy a faltar a esa boda, y algoro seguro que ha que pueda hacer para que Rita se sienta la novia más guapa del mundo.
-Clara, escúchame.
-¨Hablando solo, Mateo?
Pues sí que te ha dejado tocado la ruptura, ¨no?
-¨Cómo te has enterado?
-Eran solo rumores, pero acabas de confirmármelo.
-¨Te divierte esto?
-No.
No, Mateo, para nada.
Todo lo contrario, me da mucha pena.
Justo ahora que acabas de independizarte, te dejan tirado.
¨Quién lo iba a decir?
Con lo interesada que parecía.
Pero no te preocupes, ¨eh?
Seguro que tú pronto encuentras a otra.
Y con mucha más clase.
Vamos, ríete, Mateo.
Estas cosas hay que tomárselas con humor.
-Espero que pienses lo mismo dentro de un rato.
-¨De qué hablas?
-Enrique y Patricia.
Se ve que están reunidos.
[♪ ] -Cariño, no te esperábamos.
-!
Fuera!
-Buenos días, Bárbara.
¨Vas a echarme de mi propio despacho?
Pues puedes esperar sentada.
-¨De qué está hablando, Enrique?
-No te preocupes, yo se lo explico.
Desde hoy trabajo aquí y yo decido quién se queda y quién se va. Y tú te vas.
¨A qué esperas?
Las galerías están llenas de ropa que puedes comprarte.
Bueno, eso si te las paga tu marido.
Uy, ¨he dicho algo que no debía?
[puerta se cierra] -Bárbara.
Bárbara.
-No voy a consentir que esa marrana me siga faltando al respeto una y otra vez.
Dime, ¨te la sigues beneficiando?
Porque quiero saber todo tipo de detalles.
¨Dónde?
¨En el suelo?
-!
Basta!
!
Basta!
-¨En el sofá?
¨En la mesa?
-Es una estrategia.
Es una simple estrategia empresarial.
Necesito tenerla a mi lado para controlarla.
Eso es bueno para la familia.
-Claro, todo sea por los Oteguis.
Tú fornicando todo el día para que tu mujer pueda llevar esos maravillosos abrigos de piel.
No la quiero aquí, Enrique.
No cerca de ti.
-Lo que tú quieras no importa.
No la puedo echar.
-Muy bien.
Pues si no se puede ir ella, nos iremos nosotros.
-Y yo tampoco puedo irme.
A mi padre le interesa que esté aquí.
-A tu padre le haces caso cuando te da la real gana.
ra pasado sio hubie siguiéramos en San Sebastián.
-Bueno, bien.
-Así que mañana mismo volvemos a casa.
-Si ellos hacen una fiesta como Dios manda, nosotros no vamos a ser menos.
Además, lo tengo todo pensado.
Primero, el Pausa para entrar el calor, y luego ya, donde nos lleve la noche.
-Primo, pero un plan tranquilo, porque es que tú tienes muchas ganas de esto y yo no lo veo muy claro.
-No, no, no.
Me lo negaste en la boda mala, no me lo vas a negar en la buena.
Primo.
edida,, nos vamos de desp pero nos vamos tú y yo solos.
-No, tú y yo solos no, que yo te tengo muy visto.
No sé, dile a Juan, dile a Ignacio, a los que quieras, a los que te haga ilusión.
Pero chicos, que te conozco y te veo del brazo de la Margarita.
-Vale.
Te veo a las 22:00 en la puerta.
-22:00.
-Primo, solo chicos.
-Chicos.
-Va. -Chicos, chicos, chicos, chicos.
-Cristina, está exquisito.
¨Verdad, Alberto?
-Sí.
La verdad es que Elvira siempre ha sido una persona indispensable en esta casa.
-No.
Sí tiene razón.
La verdad es que no sé ni freír un huevo.
-Cristina me preguntó cuál era el plato que más había echado de menos en Cuba y aquí está.
Gracias.
-Un placer.
-Todo un detalle por tu parte.
Gracias, Cristina.
-Bueno, ¨y qué tal le han ido las galerías?
-Muy bien.
He podido despedirme de mis chicas he puesto al día con Blanca, por cierto.
¨Sabes que ha retomado su relación con tu tío Esteban?
-¨Con Esteban?
-Sí.
-¨Está en Madrid?
-Sí.
Ellos estuvieron juntos muchos años y tu padre interrumpió su relación y yo les he vuelto a poner en contacto.
Quisiera pedirte un favor, Alberto.
Sé que te puede sonar raro así de repente, pero... ¨por qué no llamas un día a tu tío?
E l representa una compañía de importación de telas y yo pienso que puede ser interesante para las galerías.
-Tenía entendido que Rafael echó a Esteban de las galerías.
-Ya, pero no voy a ser yo la que... vuelva al tema de tu padre.
Simplemente piénsalo, hijo.
-Claro.
-Creo que me voy a retirar.
Me estoy sintiendo muy cansada después del trajín de todo el día.
-Te acompaño.
-No, no, por favor, siéntate.
Tendréis muchas cosas que contaros los dos.
-¨Seguro?
-Seguro.
-Buenas noches.
-Buenas noches, Isabel.
-Buenas noches.
-Está muy enferma, Cristina.
es la persona más adecuada a la que llorar tus penas.
Ya me ha contado que esta mañana has querido hablar con ella.
-Alberto, ¨cómo puedes ser tan egoísta?
Llevo semanas intentando acercarme a ti de todas las maneras posibles.
los días sola en esta casa cuidando de tu madre.
¨Y ahora quieres que me sienta culpable porque esta mañana me he desahogado con ella?
-Estoy intentando que sus últimos días sean lo más felices posibles, y vas tú y le cuentas nuestros problemas como si ya no tuviera suficiente.
-Perdóname por seguir luchando por salvar este matrimonio.
-Don Emilio, ¨cómo está?
-Preparado para lo que dispongan el señor Infantes y usted.
-¨Usted viene?
-Pedro me ha insistido y si le hace ilusión puedo hacerles compañía.
¨Vamos?
-Sí, vamos.
Emilio, serio, don que es nuestro jefe hombre.
Además, que no va a aguantar ni una copa y seguro que vamos a tener que volver antes.
-No, es mi fiesta.
Yo elijo quien viene y quien no viene.
Además, no seas así, lo vamos a pasar muy bien.
Don Emilio tiene algo que ni tú ni yo tenemos y lo sabes.
-¨Qué?
-Sentido común.
-¨Y esto te funciona a ti?
-Uh, mira, tú crees.
-!
Ay, hija!
[risas] -Qué graciosa.
-¨Ves?
-Que me veo rara.
-Está bien.
[♪ ] -Gracias.
Esta es la última copa, ¨eh?
-¨Qué creéis que estará haciendo Pedro con Jonás?
Me da más miedo el primo que... -Bueno, pero si desde que Jonás es lo que sea que es de Luisa, está todo controlado.
-Vaya perros ha entrado, ¨eh?
Con que haya algo entre Jonás y yo, de verdad.
¨Y tú qué?
Que Pedro te quiere, ¨no piensas mal?
-Ya, pero le echo de menos.
Desde que somos novios siempre nos hemos dado las buenas noches.
-Ay, Dios mío, Rita, cuando te pones cursi, hija mía, que es una noche.
Que vas a tener el resto de tu vida hasta que la muerte os separe.
-Desde luego que esta es la peor fiesta del mundo, ¨eh?
Y pensar que sin hombres este es el plan.
-Eso es porque os falta el mejor maestro de ceremonias.
-!
Raúl!
-Ay, madre mía, pero yo venía a una fiesta, ¨qué es esto?
Por Dios, dais pena.
Fuera rulos, nos vamos.
-¨A dónde?
¨Y a estas horas y con estas pintas?
-¨Te acuerdas de mi cita ineludible de esta noche?
-Sí.
-Pues lo he arreglado todo y vienen conmigo mis acompañantes.
Así que os quiero fuera en ocho minutos.
-!
Por fin!
!
Nos vamos de jarana!
ui vino a la fiesta.
-¨En serio?
-Vamos a hacer que nos te de el vestido de para mañana.
-Ay, sí, sí.
-Pero, Rita, por favor.
-¨Qué?
-Si parece que se acerca un funeral en vez de tu boda.
-Ay, Raúl, yo no sé si estoy ahora con ánimos para fiesta.
-Que no, que no, los ánimos se crean, Rita, se crean.
Que esta es tu última juerga como mujer soltera.
-Venga, Rita, por favor.
-¨Pero qué te crees que está haciendo Pedro con su primo?
¨Contándose historias de amor mientras toman café?
-Eso fue todo.
Me aparté.
Me quité de en medio para que ellos pudieran ser felices.
Y se casaron el mismo día en que yo tenía que casarme con ella.
El mismo día.
Ahora que vuelvo a tener a Isabel a mi lado, lo único que reparo es en... poder disfrutar de ella cada día un poquito más.
-Esto me parece una historia... Una historia maravillosa.
erto, primo?
-Se me ha metido en los ojos.
-Camarero, tres gu isquis, por favor.
-Hombre, don Emilio, después del dramón que nos ha contado, no esperará una juerga.
-No, claro que no, vamos a brindar.
Vamos a brindar.
Si les he contado todo esto es porque no quiero que ninguno de los dos cometa el mismo error que yo cometí en su momento.
Por eso, Pedro, enhorabuena, es usted un valiente.
Y usted, cuando tenga a Luisa adelante, dígale lo que siente.
Láncese, ¨qué es lo que puede perder?
-Perder, no sé, una torta, igual me llevo.
-Así sabrá que a tenerse, hágame caso.
En el amor no conviene andarse con rodeos.
Vamos a brindar.
Por Pedro.
Pedro primero, el persistente.
El primero de nosotros que ha vencido el miedo a tiempo.
[♪ música alegre] [tos] [♪ música de baile] -¨Cuál es nuestro ser divino?
-!
Dionisos!
-Y Raúl de la Riva.
-!
Víctor!
-No te iba a perdonar que no vinieras, ¨eh?
-!
Pero cómo no voy a venir!
Víctor, mis chicas Velvet.
Mis chicas Velvet, Víctor.
-Por favor.
-Su casa, su fiesta.
-!
Pues tienes tú una casa preciosa!
-Muchas gracias, espero que pasen una noche inolvidable.
Bueno, bienvenidas a la otra cara de Madrid.
Mézclense, disfruten y sobre todo vivan, ¨eh?
-Gracias.
-Están en su casa, por favor.
-Gracias.
-Gracias.
-Bueno, ¨qué os parece?
-!
Me encanta!
A mí siempre me han gustado las fiestas de disfrace.
-Venga, decórate, mujer, decórate.
-Toma uno.
-Llévalo así encima.
-Buenas noches.
-Y abrid bien los ojos porque esta fiesta nunca es lo que parece.
Le acabo de ver.
-He visto a Belategui.
Ahora vengo.
-Un brindis.
Toma, Luisa, que tú estás a palo seco.
Venga, ya tenéis todas copas, ¨no?
-Venga, ya estamos con los brindis.
-Es que esto nunca os lo había contado, pero cuando vine a Madrid me pasé todo el camino desde Porrillo llorando como una magdalena.
-Doy fe que menudo viaje me dio, que no había quien la consolara.
-Es que bueno, me daba pena dejar a mis padres y pensaba que nos íbamos a sentir muy solas.
Pero luego, cuando llegué, conocí a Luisa en la entrada y luego a mi compañera de habitación.
Y, bueno, quería deciros que... que se avecinan cambios.
Pero vosotras sois mi familia y pase lo que pase nada va a cambiar eso.
Porque os quiero mucho, chicas.
-Y nosotras a ti, Rita.
Aún recuerdo cuando la vi entrar por la habitación con aquella maleta y aquella caja llena de chorizos y pancetas.
No sé cómo hemos podido llegar hasta aquí.
-Por las chicas Velvet.
-Y por vosotros, Rita.
Por Pedro y por ti, que seáis muy felices.
-Muchas gracias.
-También os quiero mucho, chicas.
-Un [inaudible] te quedaría maravilloso.
-Señor Belategui.
-El mismo.
Y ¨usted es?
-Te vi aplaudiendo como un loco en primera fila en mi último desfile.
No te hagas el interesante.
-Una colección extraordinaria, por favor.
-Lo sé.
Gracias.
-Tus últimos diseños tampoco han estado mal.
Pero, si me permites la osadía nada como el orquídea del 55.
-Un clásico.
-Un verdadero clásico.
-Raúl de la Riva elogiando a la competencia.
Algo estarás tramando.
-Cazado.
Necesito ese clásico.
-¨Te casas?
-!
Oh!
Os burláis.
[risa] No, es para una amiga.
Ha encontrado su Romeo y la boda se ha precipitado.
Que se pase mañana por mi taller.
Lo arreglaremos lo antes posible.
No, no creo que sea necesario.
Ella podría hacer los arreglos que precise el vestido.
¨Crees que voy a dejar uno de mis diseños en manos de cualquiera?
-No, Rita, no es cualquiera.
Es una de las mejores modistas de Velvet.
Un referente en moda en este país.
-¨Quieres que te deje uno de mis vestidos para una de tus costureras?
Eso sí tiene gracia.
eña con serer que su la novia más hermosa del mundo.
su condición de modista no le impide soñar.
¨Qué sería de nosotros sin los sueños de todas las mujeres?
-Es un enternecedor speech.
ay privilegios que solo están al alcance de unos pocos.
Por eso son privilegios, querido.
-¨Cómo va a ser así, hombre?
Que no.
-Bueno, esta fiesta está llena de hombres guapos y ninguno me ha tirado los tejos.
Qué horror.
-Ay, Clara, no creo que ninguna de nosotras sea del gusto de los hombres que hay en esta fiesta.
-Pues no ven a lo que se pierden.
-Ay, ahora vengo, chicas.
-¨Qué?
-Ay, ¨qué tal?
-No tenemos vestido.
-¨Qué?
¨Por qué?
-Este impresentable piensa que sus vestidos no son para que los luzca una simple modista.
Esto es así, Ana.
Es así.
stura no se crea más que para un grupo muy reducido de mujeres.
No todas exquisitas, pero todas ricas.
Y con apellidos eternos.
-Belategui debe todas sus creaciones a equipos tan valiosos de mujeres como lo es Rita.
¨O es que es el único diseñador que trabaja él solo en un taller?
-Cuando te oigo hablar así parece que estoy viendo a la pasionaria.
-Pues esto no se va a quedar así.
Me va a oír.
[risa] ¨Señor Belategui?
-¨Y usted es?
-Una sencilla modista.
Ana Rivera.
-No me lo diga.
¨Usted es la famosa Julieta?
A Dela Rivas se le olvidó comentarme que la novia era una mujer con carácter.
Y aunque guapa, muy lejos de mis intereses.
Ninguna cose bajos va a vestir uno de mis diseños.
-Yo no soy esa cose bajos.
Ella es una de las mejores modistas que hay en Velvet.
De la que De la Riva se quedó prendada nada más verla enhebrar una aguja.
-Qué entrañable.
-Es una lástima que no le conozca en persona, porque estoy segura de que si le conociera se le quitaría de la cabeza la ridícula idea de llevar uno de sus diseños el día más importante de su vida.
Es usted despreciable.
-Mire, señorita, si usted me considera despreciable y yo no quiero vestir a su amiga la gran costurera, é qué hacemos aquí hablando cuando podríamos estar disfrutando de esta magnífica fiesta.
-Los tiempos han cambiado, señor Belategui.
permiterta mirada no le ver como clientas a mujeres tan fantásticas como las que tiene en su propio taller.
Sin las que, por cierto, su carrera nunca hubiera sido lo mismo.
Pero claro, eso usted nunca lo va a reconocer.
-Ana.
Espere.
-Ay, me estalla la cabeza.
¨Y mi hermana?
-Durmiendo.
Y yo no pude pegar ojo en toda la noche con los ronquidos de ella.
-Bueno, pero mereció la pena.
¨Se sabe algo del vestido?
-Bueno, Belategui ya tiene las medidas.
Lo único que no os lo vais a poder llevar vosotras al pueblo.
Lo acercaré yo mañana cuando vaya.
No le vais a decir nada, ¨eh?
-Que no, va a sufrir hasta el final.
Ya verás cuando se entere que no se tiene que poner el vestido de mi madre.
Va a ser la novia más feliz del mundo.
-Ay, me alegro tanto, se lo merece.
-Ay, y nosotras, y míranos, aquí, las dos solas.
Y yo teniendo que ir a rogar a mi exnovio que me dé dos días libres.
¨Y tú?
-Y yo teniendo que ir a buscar a Carlos que me está esperando para hablar con él.
-Uy, pues que vaya bien con él.
-Suerte con Mateo.
[♪ música divertida] -Mateo, ¨podemos hablar un momento?
-Claro, tú dirás.
-Pues, verás que te tengo que decir algo importante que a lo mejor ahora te parece raro.
-Bueno, nunca es tarde, ¨no?
-Claro, yo pienso lo mismo, pero bueno, que a lo mejor que yo me presente aquí de buenas a primeras, después de lo que hemos vivido, pues que si me mandas a freír espárragos, que lo entiendo, ¨eh?
-Para nada, estas cosas es mejor hablarlas.
No podemos permitir que nos cieguen las rencillas, ¨no?
-Absolutamente.
Y fíjate qué tonta que pensaba que iba a abrir la boca y me ibas a decir que no a la primera.
-Por favor, somos personas civilizadas, ¨no?
-No sabes el peso que me quitas de encima.
-No te preocupes, mujer.
Dime.
-Pues me gustaría pedirte dos días libres.
-¨Cómo?
-Que Rita se casa.
Así de repente, y que quisiera ir a Porrillos para echarle una mano con lo de la boda.
-A ver, un momento.
¨Esto es de lo que querías hablarme?
-Sí, y fíjate que tenía ahí reparos porque pensaba que, bueno, que, pues después de lo nuestro a lo mejor te parecía inoportuno.
-Pues sí, la verdad que me parece bastante inoportuno.
-Pero como luego me has dicho, eso de que somos personas civilizadas.
Muchas gracias por todo, Mateo.
Muchas veces entiendo por qué estuve tan enamorada de ti.
-¨Qué?
-Que además solo van a ser dos días, ¨eh?
El lunes estoy de vuelta.
-Hola.
-Estás muy guapa.
-Gracias.
Lo que estoy es cansadísima.
La noche de ayer fue muy complicada.
-Y yo llevo muchos días sin dormir también.
Ayer vi a Alberto.
Y no le dijiste que lo habíamos dejado.
-No tengo por qué darle explicaciones.
E l tiene su vida y yo la mía.
-Sin embargo, sigues enamorada de él.
-Carlos, tú has sido lo mejor que me ha pasado en estos últimos meses.
No quiero que sientas que te he engañado.
Te juro que cada momento que pasamos juntos yo me he esforzado mucho por quererte.
-Y lo harás.
enamoré Yo me de ti desde el primer momento en que te vi.
Pero puede que a ti te cueste un poco más, es normal.
Ya he sido muy paciente contigo.
Puedo serlo un poco más.
-No.
-¨No qué?
ue soy lo mejor que te ha pasado estos meses?
-Yo creí que había olvidado a Alberto, pero no ha sido así.
-Pues serás infeliz el resto de tu vida, Ana.
Alberto se ha casado y te ha olvidado, tú deberías hacer lo mismo.
Te estoy dando la oportunidad de ser feliz, de empezar de cero.
-Carlos, gracias por todo, pero será mejor que me vaya.
-No.
No puedes dejarme.
-Lo siento.
-Ana.
Lo siento, estoy muy cansado.
No he dormido bien.
-Carlos, suéltame, me estás asustando.
-Te quiero.
-Suéltame.
-Oh, me quiero morir, primo.
Mátame, por favor.
Termina con esta agonía.
-Si hubiese sabido que Don Emilio tiene tanto saque es que yo no le llamo.
-¨Qué tal, borrachines?
-¨Pero qué pasa esta mañana con los gritos?
-!
Pero si no estoy gritando!
-Estás gritando, Luisa.
Estás gritando.
-Pero vosotros estáis fatal.
-Bueno, fatal, fatal, tampoco es que somos hombres.
-Me ha revuelto.
Voy al baño.
Voy al baño.
es que mi primo siempre ha sido hombre.
-Bueno, ¨qué tal ayer?
¨Cómo acabó esa noche inolvidable en unos ronquidos lamentables en el pasillo?
-No, no, no te rías.
Oye, Luisa, Luisa, Luisa.
¨Quieres ir conmigo a la boda?
-¨Contigo como en coche?
-Ir conmigo en plan... No, no, no.
Novios no, novios no.
Novios no, pero ya sabes, entramos juntos en la iglesia, nos sentamos al lado y no bailas con ningún zagal del pueblo más que conmigo.
-¨Solo contigo?
-Bueno, y con las chicas, puedes.
Con las chicas puedes.
Y con Pedro.
Y puede que con don Emilio también.
-Pero entonces tú no podrías bailar con ninguna zagala.
-Bueno, con los chicos sí, y con Rita, y con la madre Rita.
-No hace falta.
Con su madre no.
-Bueno, trato hecho.
-Trato hecho.
!
Sí!
[tos] [timbre] -Ya voy yo, Elvira.
-Muy bien, señora.
-Bárbara, gracias por venir.
Vengo a despedirme.
-¨Qué?
-Me voy con la niña San Sebastián.
Para siempre.
-Pero, ¨esto qué es?
¨Otro truquito?
-No, esta vez me voy de verdad.
Y tu hermano también.
-¨Que Enrique se va?
-Ayer le di un ultimátum.
-¨Tú estás segura de que esto es lo que quieres hacer?
-Si no puedo echar a Patricia de las galerías, tendré que sacarle a él de las faldas de esa fulana.
¨Qué?
No me importa que me oigan.
-Mi hermano es un imbécil.
Te voy a echar mucho de menos.
-Y yo a ti también.
Pero bueno, tengo que arreglar un montón de cosas para el viaje.
El bebé tiene muchas tonterías.
Y no quiero que la muchacha se olvide nada.
-Bárbara.
-¨Mh?
-Te acompaño.
-¨Qué quieres?
Has hablado con Bárbara.
-Creías que no me iba a enterar.
-Y la historia se repite.
¨Pero cuándo te vas a dar cuenta de que no eres más que un peón en el juego de Bárbara?
-Soy su mejor amiga.
-No.
Eres la correvidilia a la que le cuenta todo para que a su vez se lo cuente a papá y él resuelva todos nuestros problemas.
-Pues si le cuento a papá que sigues acostándote con Patricia es el fin de tus días aquí.
-Esta vez es distinto.
-Ay, que te has enamorado.
-No.
El amor lo dejo para mentes más básicas.
Lo único que me interesa de Patricia son sus acciones en la empresa.
Me limito a darle la importancia que nunca nadie le ha dado, incluido tu marido.
Yo le regalo el oído, ella hace lo que quiero.
er que seasedo cre capaz de hacer sufrir así a tu mujer y manipular a la gente solo por dinero.
-Bienvenida al mundo real.
Y si abrieras un poco más los ojos, te darías cuenta de que tu situación no difiere tanto de la mía.
Y si no, pregúntale a papá.
O a tu marido.
-¨Qué insinúas?
-Vamos a ver.
Te pasas media vida enamorada de Alberto y él accede a casarse contigo justo en el momento en el que está a punto de perder las galerías.
¨De verdad que nunca se te había ocurrido?
Así que vete a Alberto con el sermón.
[♪ música sensual] -¨Se puede saber a dónde iba tu hermana con tanta prisa?
-Una pequeña urgencia.
¨Todo bien?
-Todo bien.
[♪ música sensual] -¨Estás nerviosa?
-¨Por qué?
-No todos los días se tiene una cita.
-¨Con Emilio?
No es una cita.
-Ya.
é te vas a comprar un vestido ahora?
-No me voy a comprar nada.
-Isabel.
-Sí.
-Estás muy guapa.
-¨Es de Cuba?
-Sí.
Es una reliquia, muy viejecito.
Ya sabía yo que lo ibas a dejar perfectamente.
-Un minuto más y ya está.
-Ayer hablé con mi hijo de Esteban.
No pongas esa cara porque lo entendió perfectamente.
Si su tío le llama, le va a recibir con los brazos abiertos.
-!
Oh!
Es usted un ángel.
-No, que va. -Sí.
La única amiga que he tenido en mucho tiempo.
-¨Doña Blanca?
-!
Dios mío!
No lo puede ver.
-Doña Blanca.
-¨No?
-No.
-Lo siento, pero no puede pasar, don Emilio.
-¨Pero se puede saber qué están haciendo?
-No pasa nada.
Es una sorpresa para esta noche, Emilio.
-Lo siento.
[risas] -Está en todas partes.
[risas] -El pedido de la delegación de París ya está listo.
Faltarían Roma y Atenas.
-Muy bien.
Ana.
¨Estás bien?
-Un poco cansada.
-Normal, una ruptura no es fácil.
¨Y Carlos?
-Bueno, le está costando asumirlo.
-Siento interrumpir.
Ana, tienes una llamada.
Es Carlos.
-Carlos, que ya la he encontrado.
Te la paso.
-Carlos, dime.
-Ana.
Solo quiero pedirte perdón.
No debí haberte hablado así.
-No te preocupes, ya está olvidado.
Pero por favor, no me llames más.
-Ana, no puedes dejarme así.
Por favor, ¨por qué no hablamos?
-No, Carlos.
Ya no tenemos nada de qué hablar tú y yo.
-Mira, sé que no estuve bien en el Pausa, pero de verdad que yo no soy así.
Necesito verte, Ana.
Por favor.
Por favor.
-Esta tarde... -Estoy abajo, en la cabina, solo un minuto.
-¨Dónde vas?
-A acabar con esto, Clara.
-Clara, ¨qué está pasando?
-Que estoy preocupada por Ana.
Es Carlos.
-!
Ana!
-Carlos, no.
-Perdóname.
Me he portado como un idiota.
-Te perdono.
Pero no voy a aceptar las flores.
Tú y yo ya no somos novios.
Lo siento, pero no te quiero.
-Ya, no lo digas tonterías, Ana.
Ana, ¨por qué has bajado?
-Carlos, suéltame.
-Has bajado porque me quieres.
Has bajado porque te importo.
No tienes por qué negarlo.
-Carlos, suéltame.
Me estás haciendo daño.
-Es que puedo llegar a hacerte muy feliz, Ana.
Solo necesito que me des la oportunidad.
-Carlos, por favor, suéltame.
Suéltame, que me estás haciendo daño.
-Suéltala.
-Vete con tu mujer, que esto es una cosa entre Ana y yo.
Ella me quiere y no puedes hacer nada para impedirlo.
-Suéltala, Carlos.
-Suéltame.
-Que la sueltes.
-Alberto, no.
!
Alberto!
!
No!
!
Por favor!
!
Por favor!
-No vuelvas a meterte en su vida, ¨me oyes?
-!
Púdrete, imbécil!
Hundiste una vez su vida y lo vas a volver a hacer.
-No le hagas caso, ven.
!
No le hagas caso!
Vamos.
Alberto, déjalo ya.
A ver.
-No me toques.
-Déjame que te cure.
Estás sangrando.
-No quiero que me cures, Ana.
Déjame, por favor.
-Por favor.
No te haré daño.
[♪ música de romance] [risas] -Vaya, me sorprende que una mujer de tu educación no sepa llamar a la puerta.
Y es la tercera vez, Bárbara.
de verteí me sorpren con la ropa interior puesta.
-Señoras, por favor.
-Enrique, ¨nos vamos?
-No voy a ir a San Sebastián.
-Venga, no digas tonterías.
Si está todo preparado, ya.
-Y yo no voy a irme por una pataleta tuya.
-Muy bien.
Si esa es tu decisión, entonces no nos volverás a ver ni a mí ni a la niña.
-No intentes chantajearme.
Yo estoy en mi sitio.
Tú deberías intentar estar a la altura.
-Cierto.
A ver cómo le explicas a todo el mundo por qué tu familia te ha abandonado.
Estoy deseando ver la reacción de tu padre.
-Ya sé que esta es tu manera de rogar las cosas, pero... esta vez me he cansado, así que quizás no sea tan mala idea pasar separados una temporada.
-Valiente hijo de puta.
-Adiós, Bárbara.
Estás muy sexy cuando te enfadas.
-Te voy a hundir, zorra.
[♪ música triste] [sollozo] -¨Bárbara?
¨Qué pasa?
-Se acabó.
Se acabó, ya no puedo más.
He dejado a Enrique.
voy con la niña, no le importamos nada.
Ni la niña, ni yo, no le importamos a nadie.
-No digas eso.
[sollozos] -Mateo, no puedo volver a casa de mis padres, estoy en la calle y no sé qué hacerme, a dónde ir.
-Espera, espera, espera.
Quédate en casa, ¨bien?
Toma, te quedas en casa.
Seguro que en unos días todo esto se habrá aclarado.
No llores.
-Gracias.
Gracias.
!
Ay, gracias!
[♪ música de salsa] -Ta tán.
[risas] -Bienvenido.
Bienvenido a Varadero.
Tarde pero a tiempo.
Ahora sí que vas a poder perdonarme.
-Eres única Isabel, eres única.
-Por ti.
-Por ti.
-Mmm.
-Dios.
[♪ música de salsa] En Cuba viví los momentos más difíciles de mi vida, pero también los más felices.
Y siempre que pienso en los mejores, estás a mi lado.
Siempre.
Así que es la mejor manera de despedirme.
-Un momento, un momento.
Hicimos un trato, ¨eh?
-Ya, pero yo te engañé.
Emilio... quiero que cuides de mi hijo de una manera especial.
-Tu hijo hace ya tiempo que ha demostrado que sabe lo que es eso de enfrentarse a la vida.
-Sí, pero yo estoy hablando de mi hijo y tu sobrina.
Rafael se opuso a esa historia de amor y tú también.
Se aman.
Déjales tener a ellos lo que nosotros nos negamos.
[♪ música suave] -He estado intentando recordar cuándo fue la última vez que me dijiste "te quiero".
No me ha costado mucho averiguarlo.
Nunca.
Quería pensar que detrás de esos ojos tan tristes había guardado algo de amor para mí, pero me equivocaba, ¨verdad?
[♪ música triste] Te casaste conmigo por el dinero de mi padre.
[♪ música triste] Intentando salvar el matrimonio de mi hermano he descubierto que el nuestro ha sido una farsa.
-Nunca quise hacerte daño.
-Pues eso no me consuela a lo más mínimo, Albert.
-Aunque no lo creas, yo también aposté por esta relación.
-¨Y ahora qué hacemos, eh?
¨Qué hacemos, Alberto?
Porque lo tuyo claramente se quedó en eso, en una apuesta.
Pero esto... esto es para toda la vida.
-!
Isabel!
!
Isabel!
!
Albert!
!
Alberto!
!
Alberto!
-Don Emilio, ¨qué ha pasado?
-No lo sé.
Se ha desmayado.
Dios mío.
-Isabel.
-¨Qué ha pasado?
-Avisa al médico, por favor.
-Sí, señor.
-!
Isabel!
-Isabel.
-Isabel.
Isabel.
Isabel.
[♪ música suave] -Pueden pasar a verla.
[♪ música suave] -Ha debido ser una cita intensa.
-Tu padre hizo un gran trabajo contigo.
No quiero que vivas con rencor.
Tú eres libre.
-Esto no es una despedida.
-Escúchame.
Cueste lo que cueste, lucha por Ana.
Prométemelo.
Ya luché... por mi felicidad... y te encontré... luchando por la tuya.
-Te lo prometo.
Mamá.
-Me voy mensamente, feliz.
[♪ "Homecoming"] -Se fue feliz de la mano de su hijo.
-Cuando esto haya pasado vas a ver las cosas de otra manera.
-No voy a cambiar de opinión, Cristina.
No quiero que te hagas ilusiones con algo que no va a suceder.
-¨Por qué no me quieres?
¨Por qué no me quieres después de todo lo que he hecho por ti?
¨De todo lo que he hecho por salvar este matrimonio?
-Estoy enamorado de otra persona.
-¨De verdad creías que podías tratarme como una tonta?
Olvídate de tener la más mínima influencia en las galerías a partir de ahora, Enrique.
-Alberto, yo sé que no me he portado bien contigo últimamente.
Pero quiero que sepas que lo siento.
Enrique es un alimaña.
Si quieres, las cosas pueden cambiar.
-Las acciones que te cedió Gloria no te pertenecen.
Voy a encargarme personalmente de recuperar lo que es mío, Patricia.
-Mañana me caso.
No hay novio y a ti lo único que te importa son las horquillas.
-Mira que no seas exagerada, Rita.
Que me he dejado el neceser en Madrid.
Como te digo que eso es lo peor que te puede pasar.
-!
Ay!
!
Qué cruz!
-¨Tú qué miras?
-Que de una boda sale otra boda.
-Qué cruz tengo, ¨eh?
-Luisa, soy Eusebio Herrera, productor musical.
-En un par de semanas inicio una gira por todo el país con un grupo de artistas.
Y quiero que te unas a nosotros.
-¨Por qué no te quedas?
Te invito a un café y así me haces compañía.
-!
Estamos llegando a Porrillos, chicas!
-!
Frena, frena, frena, frena!
!
Arre, eh!
tu -Tu hermana se casa con novio y tú tan contenta, ¨eh?
-¨Y la escopeta de padre?
Rápido, mátame.
-Le he dicho la verdad a Mateo.
-¨Pero por qué lo has hecho ahora?
-Porque hice una promesa.
Y pienso cumplirla.